Historia del Morro Solar
El la época colonial
La zona de los Ichma gozó de gran consideración desde los tiempos prehispánicos. Su primer encomendero es Antonio del Solar, natural de Medina del Campo, que viene con las huestes de Francisco Pizarro.
Medida muy sagaz la suya es ponerle al santuario indígena de Armatampu su nombre: Solar. Esa medida tiene una serie de implicaciones que parten de la concepción religiosa, prevaleciente en aquellos tiempos, y que domina prácticamente todos los órdenes de la vida de los nativos.
El cerro tiene, para los naturales, gran significación mítica, pues es una deidad importante que vigila la prosperidad de la zona y cuida a sus habitantes, además de ser un oráculo muy apreciado.
Armatampu debe ser un Dios que tiene íntima relación con el mar, puesto que sus habitantes, además de laborar los campos, también se dedican a la pesca.
Cuando el cerro comienza a ser llamado Morro Solar, el encomendero tiene la intención de que se le identifique con la deidad de Armatampu, para ser así mejor obedecido.
Los pobladores fueron trasladados de esta zona cuando, en 1571, el virrey Francisco de Toledo establece la reducción de Sulco.
En 1687 tiene lugar un sismo que destruye la reducción donde habitaban los ichma, quienes interpretan este suceso como un castigo del dios Armatampu: posteriormente logran que el Alférez Real Francisco Carrasco les done legalmente, los terrenos donde vivieron originalmente y que siempre consideraron suyos, así regresan a la tierra de sus antepasados, dieciséis años después de haber salido de ella.
Se establece aquí una parroquia, dependiente de la parroquia de Sulco. Posteriormente la zona recibe el nombre de San Pedro de los Chorrillos.
Durante el siglo XVII el lugar es visitado durante los veranos por las personalidades de la Ciudad de los Reyes, que llegan en busca de descanso y esparcimiento. La aristocracia colonial encuentra en este hermoso lugar aguas medicinales, juegos festivos, corridas de toros, partidas de mesa, etc.
Llegar a Chorrillos es toda una odisea, tanto en este tiempo como más adelante (hasta la construcción del ferrocarril Lima Chorrillos), puesto que son cuatro leguas de camino desde Lima, montado en las acémilas o en las carretas, por caminos desiguales y polvorientos (que en el siglo pasado ocasionaran tantos disgustos a Flora Tristán).
En constante asechanza por ladrones y asaltantes, quienes desean llegar a veranear en sus playas, tienen que ir acompañados de una fuerte escolta de fieles servidores y contar con los servicios de la guardia rural y de los serenos. El lugar mismo es tranquilo, aislado y hermoso.
El terremoto de 1746 arruina al balneario, aunque sigue siendo visitado.
En la república
La prosperidad se restablece paulatinamente. Luego de proclamada la república, Bolívar le da gran impulso al declararlo, el 7 de diciembre de 1824, el "Puerto Mayor", que poco a poco se va convirtiendo en el centro de reunión por excelencia de gente distinguida limeña.
Los Presidentes de la república, Gamarra, Echenique y, especialmente, Castilla, así como también Pezet, le favorecen expidiendo decretos en pro del balneario.
Chorrillos cuenta con un malecón entablado, con barandal de madera y ostenta dos glorietas y gran número de bancas y macetas.
El ferrocarril constituye un aporte a su progreso (uno de los accionistas es José Vicente Oyague y Coello, padre del fundador del Club de Regatas "Lima"). Todos los adelantos de la época llegan con premura a Chorrillos (tren, telégrafo, alumbrado de gas, luego alumbrado eléctrico, etc.), puesto que los sectores dirigentes de la economía nacional y de la política, así como los pertenecientes al mundo ilustrado de la época, tienen aquí su lugar de veraneo.
Su máximo esplendor se da a partir de 1859, dos años después de ser declarado distrito. El apogeo de este hermoso balneario duró hasta su total destrucción llevada a cabo por tropas extranjeras.
1881 Guerra del Pacífico
Con la retirada de la tropa luego del encuentro inicial en San Juan de Miraflores y los cerros de Santa Teresa, a las 5:30 am fue informado el coronel peruano Arnaldo Panizo del reinicio de la batalla, por lo que se instala en el Morro Solar para oponer resistencia junto con Iglesias.
La artillería estaba compuesta por equipos muy anticuados aun para la época. La primera batería llamada "Mártir Olaya" con dos cañones "Parrot" de 70 libras en la cima del Morro Solar, al mando de teniente coronel Nicanor Beúnza y el coronel Eulogio Carlín, con un rango de tiro de 4.000 metros. Mirando al mar, un cañón (Obus) "Rodman" y un pequeño "Whitwoorth" que habían pertenecido a la Corbeta Unión. La segunda batería llamada "Provisional" miraba hacia San Juan de Miraflores y Villa con dos cañones de 32 libras de sistema antiguo y un rango de tiro de 3.500 metros.
A las 7:00 de la mañana, la cañonera Pilcomayo y la lancha Toro empiezan a disparar contra las posiciones peruanas del Morro Solar, y libran un combate de una hora con los cañones que miraban al mar.
Los regimientos 4° de Línea, Chacabuco y la artillería chilena fueron reforzados por un batallón del regimiento Valparaiso y los zapadores. Conducida por Francisco Barceló y los regimientos Concepción y Santiago, más los batallones Bulnes, Valdivia y Caupolicán, éste último comandado por José María del Canto.
Ante estos refuerzos chilenos los hombres del I cuerpo de Iglesias se retiran hacia Marcavilca donde combaten junto con los restos de los batallones que pelearon en Villa y Santa Teresa. Iglesias y otras fuerzas peruanas como el Zepita Nº.29, al encontrarse ya con la retaguardia chilena, decidieron marchar hacia la villa de Chorrillos. Piérola se encontraba en Marcavilca durante estas acciones y se retiró a Miraflores al notar el retroceso de Iglesias.
Patricio Lynch dividió sus fuerzas en dos; una parte atacaría de frente, mientras la otra marcharía flanqueando el cerro. El comandante Soto atacó por el flanco, pero ante las descargas de la artillería peruana de Marcavilca hizo detener a su tropa y mandó a cargar sobre las posiciones peruanas, perdiendo la vida en el intento.
A las 13:45 en la cima del Morro Solar se encuentran los últimos 100 soldados de diversos batallones del I cuerpo, y los artilleros de la batería "Mártir Olaya" al mando del coronel Arnaldo Panizo, quienes rodeados defienden sus posiciones. La ametralladora que operaba el mayor Hurtado y Haza quedó inutilizada y continuó operando una pieza de 12. Finalmente las tropas chilenas ocuparon la planicie del Morro Solar.
En las acciones de Marcavilca hasta el Morro Solar, el ejército chileno sufrió la pérdida de 88 oficiales y 1.873 soldados. De los 4.500 hombres de Iglesias que combatían aquí, fueron hechos prisioneros 280 hombres. Entre los prisioneros se encontraban el coronel Miguel Iglesias, Guillermo Billingurst, Carlos de Piérola, hermano de Nicolás de Piérola. Entre los muertos se encuentra Alejandro Iglesias, hijo de Miguel Iglesias.
Balance de la Batalla
El historiador Jorge Basadre indica que los muertos chilenos fueron entre 4.000 a 5.000 y los peruanos 4.000 a 6.000 junto con 4.000 heridos y 2.000 prisioneros. Theodorus Mason indica que los peruanos tuvieron 1.500 muertos, 2.500 heridos y 4.000 prisioneros. Una carta de Nicolás de Piérola indica que en Miraflores se reorganizaron 6.000 combatientes de San Juan, y 12.000 se dispersaron, fueron muertos o heridos, o hechos prisioneros.
En esta batalla participaron seis oficiales que luego serían presidentes del Perú: Justiniano Borgoño, Lizardo Montero, Guillermo Billinghurst, Miguel Iglesias, Andrés Avelino Cáceres y el entonces mandatario Nicolás de Piérola.