Arqueología del Morro Solar
La sede de la APA se encuentra ubicada en un lugar de la ciudad de extraordinaria importancia histórica, dado que en el promontorio en el que nos encontramos, llamado según refieren las crónicas desde el siglo XV "Morro Solar", existen vestigios arqueológicos de épocas muy remotas, fechados hacia 2,500 años a.C.
Asimismo, en la zona de la Chira y Villa se han encontrado recintos pequeños, construidos con bloques de piedra; plataformas de barro y terrazas hechas con piedras partidas.
Posteriormente, con la desaparición de la influencia Pachacamac en el 700 d.C., se asienta en el valle del Rímac un Estado regional Tardío llamado cultura ICHMA.
Los pobladores de esta cultura arquitectónicamente levantaron grandes estructuras de tipo pirámide trunca. Una de estas, ubicada en Armatambo, al lado del Morro Solar, fue su asentamiento principal.
Hacia el año 1440 d.C. los señoríos de Lima y Lurín fueron conquistados e incorporados al Imperio Inca. La conquista de las poblaciones de Lima se produjo durante el gobierno del Inca Pachacutec y estuvo a cargo de su hijo Túpac Yupanqui, quien después accedería a la jefatura del imperio, las evidencias arqueológicas señalan que muchos asentamientos urbanos tardíos adquirieron grandes dimensiones durante esta época.
Tal es el caso de Armatambo, ubicado en la falda Este del Morro Solar de Chorrillos, próximo al camino entre Lima y el valle de Lurín, que habría sido convertido en un importante tambo, un lugar de descanso, aprovisionamiento y control administrativo del imperio.
Armatampu (Armatambo), significa Lugar de Baños. El balneario era famoso porque la gente venía a bañarse en sus chorros de agua que eran considerados curativos, y esas aguas cristalinas, y menos "duras" que las del río Rímac, eran acarreadas para el consumo de los vecinos de Lima. Esta fama ha de pervivir a pesar del paso de los tiempos.
El nombre actual "Chorrillos" debe haberse establecido en una visita que le hizo el Virrey Conde de Lernos y su esposa en 1670; desde entonces, se aplica ese nombre a este lugar de abundantes chorrillos que caen desde los acantilados hacia el mar, y esta nueva denominación va reemplazando, al inicio extraoficialmente, a la anterior para hacerle honor al momento agradable que vive la condesa durante su estancia.